En el panorama actual del mercado inmobiliario, los precios de la vivienda nueva han experimentado una fuerte escalada. Los altos costos de los materiales de construcción, el incremento en los precios de los fletes y el alza en el salario mínimo han contribuido a este fenómeno. Sin embargo, los inversionistas han encontrado en la vivienda usada una salida atractiva para proteger su capital y evitar perder poder adquisitivo.

Karina Reyes, presidente de Fedelonjas, destaca que el precio de venta de la vivienda usada ha experimentado un crecimiento del 7,7% durante el año 2022. Esta tendencia ha demostrado ser efectiva para contrarrestar el efecto negativo de las altas tasas de interés en la actualidad. La finca raíz ha demostrado ser una opción segura y estable a lo largo de los años, lo que la convierte en un refugio confiable para los inversionistas.

Además del crecimiento en el precio de venta de la vivienda usada, se ha observado una alta demanda en el mercado de alquileres. Esto se debe, en parte, a la posibilidad de trabajar de forma remota, lo que ha llevado a que los hogares regresen a sus ciudades natales, como las áreas metropolitanas de Barranquilla, Bucaramanga y Medellín. Esta dinámica ha aumentado la demanda de arriendos en los estratos 3 y 4, generando un mayor interés por parte de los inversionistas en la compra de propiedades para obtener rentas.

En conclusión, la vivienda usada se ha convertido en una opción atractiva en el mercado inmobiliario colombiano. Los inversionistas buscan en ella una manera de proteger su capital y mantener su poder adquisitivo. El crecimiento en el precio de venta y la alta demanda de alquileres han posicionado a la vivienda usada como una alternativa segura y estable en medio de un panorama de precios en aumento en la vivienda nueva.